Nómada

¿Qué tal si dejaras todo y salieras a viajar en busca de nada? Somos sedentarios. «Evolucionamos» un poco al quedarnos en un lugar, pero este lugar ya parece nuestra tumba.

Imagen por GUACHE

Imagen por GUACHE

El sentido de la vida // Atraco en un bus de Bogotá

No pudo, por Coloresmari

No pudo, por Coloresmari

Hoy tres tipos se subieron al bus en el que iba. El primero llevaba un cuchillo. Amenazó a una chica en el primer asiento para que le diera su teléfono celular. Habían 6 personas en el bus. Casi todos fuimos a la salida trasera del bus mientras los ladrones estaban en la entrada. Pienso «Si los que estamos en el bus nos pusiéramos de acuerdo podríamos sacar a patadas a los ladrones». Nadie se pone de acuerdo, por ende los ladrones logran su cometido.

¿Cuánto vale una vida en este país? Muy poco, creo. Somos un país de cobardes. Un país regido por la ley del más fuerte. Pienso en las cosas que realmente tienen valor. Aquello que tienes que nadie te puede robar. Pocas cosas. De esas pocas cosas quiero conservar mucho. ¿Qué es eso que es muy valioso y nadie puede quitarte?

Me hace falta viajar más. Me hace falta conocer muchas cosas. No sé si quiero tener muchos bienes, pero estoy seguro de querer experimentar muchas cosas, viajar, conocer, probar, compartir. ¿Cómo minar al sistema por dentro? ¿Cómo lograr tu cometido siendo un engranaje más? Buscaré en Walter Benjamin la respuesta por ahora.

Microblog

Solos tú, yo y Mr.  Johnnie Walker

En la variedad está el placer

Este post lo escribí originalmente para el blog de Marie Claire.

“Echo de menos la época donde el aire era limpio y el sexo sucio”
Woody Allen

Allí estaba Juanita. La compañera de oficina con la que nunca pensé enredarme, besándose con su mejor amiga. Valentina, una rubia queridísima que acababa de conocer un día atrás. Frente a mí estaba Julián, absorto viendo a Juanita y a Valeria en medio de un apasionado beso. Ambas sin blusa, apenas con su ropa interior y los ojos cerrados, un poco apretados. La condición era simple: Ellas harían lo mismo que nosotros hiciéramos.

Julián: Bueno Sergio, nos tocó a nosotros. Venga a ver esas ñatas. – Decía mientras estiraba sus labios-
Sergio: No se lo tome a mal huevón, pero no es mi tipo. – Le decía a Julián esquivando su barbuda boca-
Juanita: Ayy pero un solo pico no les va a hacer mal. Lo que pasa es que esto es falta de costumbre. Nosotras por ejemplo no tenemos problema ¿o si Vale…?

Valentina se acercaba a Juanita y la besaba de tal forma que no la dejaba terminar cada frase. Julián y yo seguíamos mirando a las dos chicas mientras se acariciaban.

El día anterior había sido el cumpleaños de Julián. Yo no iba a ir. Llegué allá porque varias horas antes me había comprometido pero en realidad no tenía muchas ganas. No conocía a Valentina.  Juanita y Valentina estaban en la entrada de un bar fumando, porque adentro no las dejaban. Saludé a Juanita y se me abalanzó. Luego del efusivo saludo apenas si saludé a Vale. Lo primero que pensé es que quería verle los senos, pero mi ángulo no me favorecía. Ni siquiera iba a disimular que no me interesaba: Simplemente estaba tan guapa que estaba fuera de todas mis posibilidades.  Dejé de prestarle atención de inmediato. Lo que no supe sino hasta mucho después fue que el efusivo saludo de Juanita había servido para hacerme publicidad.

Arriba, en el bar todos los demás estaban muy borrachos. Habían cinco tipos incluyéndome. Dos fueron con su novia, Julián se había perdido y habían dos tipos que tenían mucha presencia, olían muy bien y tenían ropa perfecta para la ocasión. Ellos eran pareja, así que eso me convertía en el macho alfa de esa manada. O bueno, esa es mi teoría ahora que lo pienso. De otra forma no hubiera terminado con semejante bombón. Toda la noche estuve hablando con todas las chicas del lugar. No me animé a hablar mucho con ninguna por miedo a la decepción que podría traer un rechazo. No es que nunca me hubieran rechazado, es que esperaba llegar sin pena, aunque mucho menos con alguna gloria.

El caso es que llegó Julián, ya muchos se habían ido y solo quedamos Juanita, él, Valentina y yo. Julián les propuso a las chicas que fueramos a seguirla en mi casa, pero no era buena idea, olía mal, estaba llena de cajas vacías de pizza y latas de cerveza así que me negué. Vale dijo que vivía con su mamá pero estaba en Europa. Tenía cerca de 29 años pero era una niña mimada al fin y al cabo. Claro, una niña mimada con el mejor culo de sus amigas. Lo pulía todas las mañanas en el gimnasio y cada vez que tenía oportunidad de ver su reflejo lo miraba a ver si todavía seguía allí.

En su apartamento tomamos muchísimo más, bailamos, Juanita y Julián empezaron a hablar mientras Valentina y yo nos besamos. Terminamos en su cuarto. Recuerdo que le quité la blusa y pensé que tenía senos pequeños y pequeños pezones rosados. Luego de atravesarla mientras abría sus piernas a más no poder recuerdo que empezó a preguntarme si tenía condones. Pensé en llegar en su boca sólamente para que se callara. Creo que no me mandó a comer mierda porque estaba muy borracha… o tal vez lo hizo, pero yo también estaba muy borracho. La responsabilidad no es lo primero que se te ocurre cuando tienes los pantalones abajo, sino la duda que te asalta la mañana siguiente cuando sabes que todo está completamente jodido. En este caso no fue así: A la mañana siguiente desayunamos, Vale le contó todos los pormenores a Juanita mientras con Julián tomábamos una cerveza y hacíamos el desayuno.

Desayunamos con cerveza, hablamos, tomamos más cerveza, y más y más… hasta que en un momento todos estábamos en la misma habitación quitándonos la ropa unos a otros. Ellas empezaron con el jueguito este de hacer cosas que nosotros deberíamos repetir. Luego de tomar por dos días seguidos te sientes muy torpe, pero apenas ves a una chica que conoces más o menos bien (o al menos eso creías) besándose con otra chica tienes un pequeño momento de lucidez. Es el mismo momento que se queda grabado en tu mente como cuando recuerdas ese accidente que tuviste al ser un niño. Eso que guardas muy profundo, nunca se lo has mencionado a nadie pero siempre puedes verlo tan claramente como el día que pasó.

Después solo flashes, recuerdos cortados. Metes tu mano entre sus piernas y sientes su humedad, el de ella, la de ambas. No lo entiendes. Luego estas encima de alguien, luego miras a un lado y ves a tu amiga, la que nunca pensaste que podría follar haciendo las cosas de una manera tal que piensas ¿por qué nunca me la imaginé así?

[Borrón]

La chica te pide que no le empujes el cuello, que la atragantas. Asientes pero vuelves a hacerlo. Ella te mete un dedo en el culo en venganza, lo disfruta. Tu no, pero tratas de pensar en otra cosa.

[Borrón]

Tienes las piernas de una chica en tus mejillas y no sabes que pasa de tu cuello para abajo. Sientes como si mil manos te acariciaran. Se siente bien pero los recuerdos se diluyen. Piensas que te gustan los olores fuertes.

[Borrón]

Estas en casa. Piensas ‘de vuelta en la maldita realidad’. Nada que hacer.

Al día siguiente empiezas a ver a todas las chicas que se te cruzan de una forma distinta. Te preguntas si en algún momento habrán querido hacerlo con muchas personas a la vez. Te preguntas si puedes ser uno de ellos. Guardas todos esos pensamientos para tratar de actuar como una persona nomal. Piensas que si escuchan tus pensamientos te dirán degenerado. Miras a alguien que te sonríe, piensas que tal vez a ella no le parezcas tan degenerado. Vives una vida miserable hasta que vuelva a suceder algo como aquel día.

Tratas de llenar todos esos momentos estériles con filas de bancos, trancones, llamadas a familiares, películas aburridas, reencuentros con viejos amigos, entrevistas de trabajo, consejos a extraños, degustaciones gratuitas en supermercados, discusiones insulsas sobre política, cortes de cabello y pastillas para el dolor de cabeza. Así hay muchas personas, el gran problema es hallar a esa otra que piense en sexo con la misma frecuencia que tú y no tengas que prometerle amor eterno para poder romperle su ropa interior en una habitación oscura. Sigues buscando.